1- Il novo 60s: De entrada, el
tema es un submarino amarillo nodrizo (?) que emprende un viaje hacia el knock
out instantáneo, esquivando todo tipo de dudas. Una manifestación digital de
que ese bardo mental musical creado en los 60s nunca se fue, sino que andaba de
parranda… El hecho de saber que en cualquier momento puede disfrutarse de esta
gema en vivo, le da al cuerpo un pirí intensifies. El clímax llega de la mano
de esa línea que remite al “Dancing Queen” de Abba.
2- Ringo Teenage Dreams: Esta versión
más limpia que la que dio vueltas en la internet hace unos meses, dan ganas de
salir a bailar haciendo pasos tontos, equivocándose a propósito… Y cerrar los
párpados hasta que el mundo se vuelva todo blanco y negro. Si los MGMTs fueran
paraguayos sí o sí los llevarían de gira por el universo. La
alegría in crescendo que transmite en la última parte el pianito es tal, que no
vas a creer que no tenemos mar, man…
3- Feel awakens: Se te mete por
los poros. Una canción de energía asfixiante, donde la voz de Ana brilla
reclamando al viento algún futuro proyecto solista, con soniditos de
calculadoras remixados por Siri (?). Precisa y preciosa, antes de que te des
cuenta, decís: ¿Ya terminó?.
4- Let me be your pet: Es ideal
para salir a “palmear” un sábado a la mañana “like a Boss”, con el boombox apoyado
al hombro o patinando descalzo sobre el asfalto bien caliente. O todojunto. Quizás
estemos frente a la nueva melodía más pegadiza de la banda. Su aroma vintage te
reconecta con todas esas sensaciones que (a lo mejor) experimentaron tus viejos
cuando estaban tratando de convertirse en tus viejos. Su psicodélico niahismo sobre
el final, es capaz de mandarte al carajo para siempre…
5- Get sleep: Si así se lo
propusiera, podría lograr que te duermas literalmente… A menos que la planteemos
como el soundtrack perdido de uno de esos bailes donde se eligen al Prom King y
la Prom Queen, que veíamos en las películas... Cual barrabrava melancólico, Aaron
emerge celestial en un: “Oh oh oh oooh”, para terminar deslizando suaves sollozos
sobre probablemente, una de las baladas más tristes de todos los tiempos.
6- Holy warbles: Es un registro
con la personalidad tan madura como para pasar (si nadie te avisa antes) por un
lado B de cualquier otra banda del rubro. ¿Pink Floyd?. ¿The Flaming Lips?. ¿T-Rex?.
La cantidad de capas que le van sumando encima resulta en un caldo de emociones,
que se superponen en un extraño pogo imaginario.
7- Party motel: Se me antojó la
idea de que si el payaso Triki-Traka conocía a Mike Patton por esas
casualidades de los agujeros negros y demás, podrían cantarla juntos de fino, dentro
de su repertorio. Hay un cumpleaños muy feliz aquí adentro. Un baby shower
hipster. Un bar mitzvah junkie (?). Una exaltación solapada del arte de sobrevivir.
8- Moon room: Y siguiendo con las
comparaciones o asociaciones libres de ideas, ésta hubiera sido música para
ambientar los últimos días de Kurt Cobain o atardeceres en Sanber con tu amor
de este verano, en caso de que cuentes con uno a mano. Una mescolanza de no saber si
está todo bien o está todo mal, que en cassette debe sonar una locura.
9- Pet city: Es la reencarnación del espíritu adolescente de John Lennon en 5 pibes que tomaron AsunZión como su
laboratorio liverpoolesco. Como último track, consagra a Eeeks como el futuro
hecho presente del rockNa o al menos: un elegante punto de quiebre. Un sable
láser que corta totalmente con los estilos con estilo. Y que te deja pensando, seas
músico o no, en: ¿Qué más lo que será que va a venir después de esto?. Number
nine… number nine… number nine…
arte de tapa: @regirivas
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