lunes, 29 de mayo de 2017

UN FINDE ENTERO CON "LOS TELEPROMPTERS": LO NUEVO DE LOS TELEPROMPTERS.




Las cigarras presagian un cataclismo de psicodelia. Teclados de iglesias comienzan a copar el aire, mientras la voz del nunca bien ponderado Largo (ex batero de Rollinga Ross y ex instalador de Claro y actual The Bacalaos & Pink Lovers, papá de Benja e inventor de la #chipaguasopa), le pone alma a su propia misa satánica, soltando toda su rabia contenida contra los Pomelos del rockNa.



Es la redención que necesitaba este vengador urbano del tráfico de AsunZión. Un track ideal para escuchar en el último asiento de un bondi descompuesto sobre Mariscal López en pleno mediodía, hasta bancar a que venga la grúa. Frases poderosas como: “El Puerto de Asunción es su Luisa Lane” y: “Sus palabras son un tesoro escondido”, están como para pedirle a Kenji que las imprima en un par de remeras.


La adolescencia de todos los que no teníamos cable en los 90s, reflejada en nuestro hobby de rebobinar y grabar cassettes para gastar como nunca esas cintas cargadas de melanco-holismo pre-era digital, se impregnan en este “sencillo” que alcanza ese sentimentalismo putoide (?), al que tanto nos acostumbró Él Mató en los últimos años.


Toca la fibra más Los Accidentes que puede, como una bola de nieve de sarcasmos que se van transformando en verdades. El “Fui lo mejor de vos”, logró quedarse en el podio de las líneas más copadas de este lanzamiento. Si eras de los que en el pre-escolar dibujaban afuera de la raya, este es tu tema, chabón… :* Las guitarras se despegan del suelo cual chancho floydiano y te llevan a recorrer esos paisajes del pasado, que hace rato duermen enterrados entre los escombros de tu memoria.


Es un asesinato en forma de cuento, que remite a un sonido muy beachboyesco y cuya lírica se lanza un toque hacia “El fantasma” de Árbol. Las entonaciones lo-fi, el sonido de la internet conectándose en su época más dial-up, las pausas y otra vez las cuerdas rasgueándose al palo, convierten este mp3 en un delicioso postre de domingo, que podés guardar en la heladera y volver a disfrutarlo el lunes.


Como si fuera un lisérgico capítulo de Carrusel, protagonizado por un Cirilo de ácido escupiéndole en la cara a la estatua de Fray Martín de Porres, liSergio tira una muy correcta intro de farfisa, cuando al minuto, por lo visto parece que le empieza a pegar en medio de la clase de la Maestra Jimena y después de armar un kilombazo en plena hora cátedra, le relata a la directora, a sus papás y a la policía (??) cómo arrancó ese día su viaje al colegio, a bordo de una calesita mental a falta de transporte escolar.


La mitad del álbum baja un poquitito un cambio, pero sin abandonar nunca su impronta de revivir traumas noventosos y exorcizarlos a través del arte. Ahora, LA GRAN PREGUNTA ES: ¿Todas las historias le pasaron realmente al vocalista?. Si es así, en este punto, revela cómo era de tranqui su época de soltero sin mayores preocupaciones que: ¿qué podía hacer para cenar?...


Es el mejor momento de todo el material. Un hit automático desde lo conceptual a la manera en cómo va derritiéndose en tus oídos. Las caras de Pablo, Pachu, el Oso Arturo, la Enana Feudale y Carna ¡Clin!, invaden tu cerebro cuando el coro incendiario repite el nombre de este himno anti-beatlesco, en el que te querés quedar para siempre.

PD 1: Y, en serio, tantas canciones pudiste elegir y nos cagaste Twist and Shout, Tinelli cabezón, cuervo, botón!.


Ésta parece ser una de esas composiciones a las que en las primeras veces no le das mucha bola, sino de las que se van filtrando lentamente entre tus favoritas. No porque no sea digerible, sino porque a estas alturas del disco ya tuviste muchos puntos altos, valga la redundancia o la ironía. Mark Chapman estaría feliz cuando se canta el plan de: “Voy a matar a John Lennon” (!!!)...


Habla de un probable campamento infestado por insectos zombies alienígenas, que vienen a reclamar su trono de Gobernadores de la Vía Láctea o sencillamente es música para consumir fuertísimo en tu walkman de color amarillo, mientras pilotás tu jet privado rumbo a bombardear Siria.


Un frenético final anticipado, que ni siquiera es el final, infecta los parlantes de ecos que raspan el cielo, como si todo se tratara de un último desquite antes de abrirse de ese moquete trans-generacional, que él mismo empezó contra sí. mismo. El pedazo de himno épico que suena antes de terminar, le hace justicia a algo que todavía no sé qué es.


Si se le pudiera objetar algo a toda la obra, es que personalmente le hubiera desplazado el lugar a donde se pronuncia el acento de: “Cuarentá y un grados” por: “Cuarénta y un grados”. Pero si bien la mayor parte del tiempo, este multi-instrumentista conocido como Sergio López Mussi se dedica a la publicidad, no tiene por qué bancarse un cambio de cliente a estos 2 metros 10 de la vida, porque ya le acaba de regalar a la humanidad un cd redondo por dónde se lo mire (???), para refrescar la escena local con mucho grunge, que le pela japiró a todo lo que existe porque alguien tiene que hacerlo. 

PD 2: La amenaza que suena al cierre: ¿Es la matanza del liberal ese?.



PD 3: Para darle play de corrido a: "Los Teleprompters", el debut en sociedad de Los Teleprompters, hacer click acá: 


PD 4: El arte es de Junior Riveros.