Escena 5: La cana cayó en el tóxico
lupanar e indagó entre las trabajadoras acerca de ciertos datos que pudieran esclarecer
el crimen. Las chicas sólo eran 5 y para joder las bolas todas tenían tatuajes
con los nombres de las Spice Girls. De esta manera, Baby, Ginger, Posh, Scary y
Sporty tuvieron que dejar lo que estaban haciendo para ponerse a disposición de
la justicia. Fue así, que Baby Spice fue encarada por una mujer policía que los
findes labura en un lavadero de autos para ganarse el punk de cada día (con lo
que cobra alquila una computadora en el cyber de la vuelta y se baja discos desde Sex
Pistols hasta Flema).
Escena 6: La
ramera se confesó ante la oficial, rapeando su versión de los hechos:
Unst chi … unst unst chi …… Unst
chi… unst unst chi…… Unst chi… unst unst chi…… Unst chi… unst unst chi……
Señorita aquí me encuentro io presente,
Para darle sabor a esta novela de dementes.
Resulta ser que un fuckin´ ignorante,
Que rondaba por el Bário fue mi amante.
Su miembro parecía un salchichón.
Y respondía al apellido Champignon.
Hace anhos me dijo que me amaba,
Mientras en lo oscuro io fingía que mamaba.
Cuando pa´atrás me quise echar ya era muy tarde.
Y desde entónce entre las pierna´a mí me arde.
Dicen que contraje un víru ahora.
Pero no me jóda como una computadora.
Io-io-io-io-io-io-io-io-io-io !
La´ manitoj en el aire ……
Escena 7: Conmovida
con el beat box de Baby Spice (alias Mc Fucker), la gendarme recordó antiguas
aventuras de sexo furtivo contraídas en la misma intersección de calles de
aquella casa barata de citas, específicamente en frente, en el recientemente
incinerado cine porno, también con alguien llamado Champignon. Cuando
le inquirió el nombre del individuo, no esperó a que la cantante le respondiera “le
decían el John” para de forma psicosomática, rascarse efusivamente sus partes
pudendas.
Escena 8: La
epidemia se expandía en los alrededores. Y rememorar lo hermoso de aquel “noviazgo”
contrastándolo con la gravedad de la situación actual, significó demasiado para la
agente, que inmediatamente no pudiendo sobrellevar la idea de que se le pegó una enfermedad venérea terrible, se arrojó frente al paso de un taxi, que justo había
lavado el último sábado. La película llegó al clímax. Ni Tarantino consiguió concebir
tantos sesos desparramados en una calle tan intransitada en tan pocas líneas. Todo iba bien, hasta que de la naada,
apareció un juez que dictaminó que por estar en horario de protección al menó y
por respeto a los familiares, no puedo seguir dando vueltas sobre este punto.
Escena 9: Mientras
tanto, sobrio desde la esquina y cubriéndose del diluvio, el panchero Mortimer,
duenho del carrito de Pancho´s Mortimer´s, consumido en un aceite radiactivo de
ira y desesperación por haber perdido a su único cliente: el finado Champignon,
juró una sangrienta venganza contra los militares que lo liquidaron, dejando el asunto en manos
de su padrino Chortitzer, un capo mafioso líder de una banda de asesinos cereales,
que haría de todo por cumplir los caprichitos de su ahijado y sobre todo, a
cambio de llevar a cabo ese favor de ajusticiamiento, ahorrarse el almuerzo y la cena
de sus matones por un par de semanas, o algo así.
Si
creés que esto no puede irse más al coño, no dejes de sintonizarnos manhana por
el mismo baticanal =).
Bah, puede que yo no venga y todo…… Andá a saber!.
Bah, puede que yo no venga y todo…… Andá a saber!.
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