Un par de días atrás, justo con unos amigos paramos
frente a un colegio precisamente no para estudiar. Y de forma inconsciente, concluimos
que hay un par de cosas en que estamos obrando mal y que por eso todo está para
el orto. Por eso, hoy mismo, el calentamiento global se sienta en nuestros regazos con
la ternura de una ninha, reclamándonos con su chupetín recorriendo de un lado a otro de la
boca que apaguemos la luz durante una hora. O de lo contrario, calcinará
nuestras pantyes al igual que un café batido hace trizas un microondas a los 66
minutos de uso ininterrumpido, pero obvio, multiplicando este efecto por una
cifra infinita.
Lo que sí, la idea se remontó a la
preadolescencia cuando ya el sistema educativo nos marginaba colocándonos al fondo
de la clase, en épocas en las que a las primeras oídas de Nevermind, nos deshacíamos
de los desodorantes y veíamos en suenhos que le apedreábamos a la directora. ¿Por
qué?. Porque siempre supimos que podíamos estar asimilando más información quedándonos
en casa viendo tele, que caminando uniformados en marchas marciales cual videoclip de Pink Floyd, que acababan
en bostezos desde la última fila de pupitres, durante la manhana entera.
Si bien la escuela, nos instruyó en conciencia
ecológica, también limó nuestra personalidad hasta tornarla superficial y
consumista. La tele también hubiera hecho lo mismo, pero en fin…… Por eso es
este un planeta imperfecto. De cualquier manera, esta noche podés hacerle y
hacerte un favor de 8:30 a 9:30 hs., puteando contra todo ese tiempo (pasado, presente y futuro) en el que te
condicionaron a actuar en algo que no necesitás. Realizando algo que sí
necesitás. Dejá tus aposentos a oscuras. Pero antes, iluminá tu mente ;) .
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