¿Viste así cuando no se te ocurre nada?. Estás sumido en
una puta rutina y cualquier cosa te suena tan forzada como que hasta alguien
que no tiene para comer, está postrado en la esquina pidiendo limosnas y cuando
junta una suficiente cantidad para comprarse un tetra de vino “El Duende de la Alegría ” a menos de 1 dólar,
se sienta cruzando su única pierna para hablar con un amigo acerca de un tipo al
que a nadie le calentaba que sea gay (salvo a su pareja y capaz que ni a él), porque
admitió algo que se sabía desde la primera vez que sintió una “vergüencita”,
cuando de chic@ abrió un libro de anatomía y se quedó diecinueve horas en la
misma página, asombrado por el tremendo tamanho de un “conducto urinario”.
Ok.
A lo mejor el inquilino de la vereda, que une a las dos calles a falta de letrero,
NECESITABA una noticia de estas magnitudes para darle algún que otro palo a un ¿cantante?
casi olvidado que hace anhos todo muy lindo, livin´ la vida loca, pero que de
un tiempo a esta parte perdió algo mucho más importante que el control de sus
esfínteres: la dignidad. Y ya después de eso, no le venía mal acarrear unito
que otro millar de visititas a su web, al punto de lograr que se hunda bajo un
tsunami de morbo.
Hasta
ayer al mediodía, aprox., Rambo Benítez, el ex combatiente de la afamada Guerra
de las Aceitunas, que cobró sendas pérdidas hacia estas latitudes y la que le
propinó su condición de inválido cuidacoches acá frente a mi laburo, hablaba
tranquilamente de fútbol, de mujeres, de lo graciosas que sonaban ciertas
onomatopeyas cuando estaba ebrio y cuando se iba de mambo, de aquella
sangrienta batalla que le arrebató la pelvis. Pero no. Hoy a la manhana
tempranito, ya quería estar al tanto de todo lo que le pasó al ex Menudo.
Consiguió
tanto dinero en un solo día, que adquirió una laptop en una de las casas de
electrodomésticos que abundan en la cuadra y fue hasta un centro de atención al
cliente de una telefónica para tramitar en menos de 15 minutos un módem. Se creó
una cuenta en twitty. Se hizo follower de toda la pandilla: de Juan Gabriel,
del floggercito de RBD y hasta de “Los Sensibilones de la Qumbia ”, un grupo de neo
pop tropical con aires emo. Pero eso no le bastó. Cada posteo de éstos le parecían
puras bazofias. Pero algo le hizo click en la médula.
Entonces,
en lugar de enriquecerse sobre el trasfondo de la cuestión, prefirió acrecentar
su fortuna del otro lado de la calle. Esperó a que uno de los taxistas que
siempre paran en los alrededores, volviera de llevar a un pasajero y se le
arrojó frente al rodado, con la ligereza de un alce rengo, logrando sólo salvar
su notebook con wi-fi. Pero estropeándose gran parte del tórax. Todos los
transeúntes que de casualidad estaban por ahí, se conmovieron como nunca en sus
vidas, y desde ese momento, llenaron a Rambo de todo lo que había en sus
billeteras: euros, yenes y hasta pesos bolivarianos (por si alguna vez llegara
a ir de mochilero cual Che Guevara).
La
maniobra había dado en el clavo. Rambo consiguió reproducir la táctica que había
captado de su nuevo ídolus máximus: Atraer la atención de todos hacia su
persona. Recibir felicitaciones hasta por cada cagada maltrecha. Abandonar la
choza del anonimato para mudarse a la del boca en boca. Existir GRATIS!. Aunque
por donde se lo mire, no sé de qué le sirve. Porque ahora que hizo la gran
Kafka y es como una cucaracha que ya no puede caminar, tampoco puede dar un
pasito pa´lante María. =(
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