martes, 30 de marzo de 2010

Chiste fácil: Hoy, Ricky Martin.


¿Viste así cuando no se te ocurre nada?. Estás sumido en una puta rutina y cualquier cosa te suena tan forzada como que hasta alguien que no tiene para comer, está postrado en la esquina pidiendo limosnas y cuando junta una suficiente cantidad para comprarse un tetra de vino “El Duende de la Alegría” a menos de 1 dólar, se sienta cruzando su única pierna para hablar con un amigo acerca de un tipo al que a nadie le calentaba que sea gay (salvo a su pareja y capaz que ni a él), porque admitió algo que se sabía desde la primera vez que sintió una “vergüencita”, cuando de chic@ abrió un libro de anatomía y se quedó diecinueve horas en la misma página, asombrado por el tremendo tamanho de un “conducto urinario”.

Ok. A lo mejor el inquilino de la vereda, que une a las dos calles a falta de letrero, NECESITABA una noticia de estas magnitudes para darle algún que otro palo a un ¿cantante? casi olvidado que hace anhos todo muy lindo, livin´ la vida loca, pero que de un tiempo a esta parte perdió algo mucho más importante que el control de sus esfínteres: la dignidad. Y ya después de eso, no le venía mal acarrear unito que otro millar de visititas a su web, al punto de lograr que se hunda bajo un tsunami de morbo.

Hasta ayer al mediodía, aprox., Rambo Benítez, el ex combatiente de la afamada Guerra de las Aceitunas, que cobró sendas pérdidas hacia estas latitudes y la que le propinó su condición de inválido cuidacoches acá frente a mi laburo, hablaba tranquilamente de fútbol, de mujeres, de lo graciosas que sonaban ciertas onomatopeyas cuando estaba ebrio y cuando se iba de mambo, de aquella sangrienta batalla que le arrebató la pelvis. Pero no. Hoy a la manhana tempranito, ya quería estar al tanto de todo lo que le pasó al ex Menudo.

Consiguió tanto dinero en un solo día, que adquirió una laptop en una de las casas de electrodomésticos que abundan en la cuadra y fue hasta un centro de atención al cliente de una telefónica para tramitar en menos de 15 minutos un módem. Se creó una cuenta en twitty. Se hizo follower de toda la pandilla: de Juan Gabriel, del floggercito de RBD y hasta de “Los Sensibilones de la Qumbia”, un grupo de neo pop tropical con aires emo. Pero eso no le bastó. Cada posteo de éstos le parecían puras bazofias. Pero algo le hizo click en la médula.

Entonces, en lugar de enriquecerse sobre el trasfondo de la cuestión, prefirió acrecentar su fortuna del otro lado de la calle. Esperó a que uno de los taxistas que siempre paran en los alrededores, volviera de llevar a un pasajero y se le arrojó frente al rodado, con la ligereza de un alce rengo, logrando sólo salvar su notebook con wi-fi. Pero estropeándose gran parte del tórax. Todos los transeúntes que de casualidad estaban por ahí, se conmovieron como nunca en sus vidas, y desde ese momento, llenaron a Rambo de todo lo que había en sus billeteras: euros, yenes y hasta pesos bolivarianos (por si alguna vez llegara a ir de mochilero cual Che Guevara).

La maniobra había dado en el clavo. Rambo consiguió reproducir la táctica que había captado de su nuevo ídolus máximus: Atraer la atención de todos hacia su persona. Recibir felicitaciones hasta por cada cagada maltrecha. Abandonar la choza del anonimato para mudarse a la del boca en boca. Existir GRATIS!. Aunque por donde se lo mire, no sé de qué le sirve. Porque ahora que hizo la gran Kafka y es como una cucaracha que ya no puede caminar, tampoco puede dar un pasito pa´lante María. =(

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