Bah. Nunca supe si eran rosados tampoco. Juro que estaba tan pero tan lejos
que tuve que imaginarme nomás el concierto. Mientras el delirio afuera parecía
quedarse sin pilas, el Hippiédromo de AsunZión me recibió poco pasadas las doce
de la noche de antes de ayer (sábado), para verle a una de las 3 mejores bandas
de todos los tiempos literalmente moler carne a escasa media hora de donde
queda mi casa (Nota de la redacción: Las otras 2 son Nirvana y que Café Tacvba,
Queen y Dokma jueguen yapeyú).
AXL FAQUIN´ ROSE también acababa de llegar. Un helicóptero que se
confundía entre las estrellas, aseguraba inconfundible que el verdadero rock de
estadios (de esos que NUNCA se vieron por estas latitudes) se estaba
manifestando con la intensidad de una enfermedad venérea en los organismos de 70
mil hechobolas, que con más o menos fuerza, nos apilamos alrededor del
santuario magnánimo de leds montado sobre caca de caballo, para alabar al dios
de la hechaputez.
La naftalina del ´93 se olía en las remeras de los perros. Y allááááááááááááááááááááááááááááááá
un munheco vudú disfrazado de ¿Kid Rock? se deshacía en gemidos inauditos para
desmemoriarte al punto de que necesitabas parar un rato y decir: “Hijo de
puta!. ¿Qué estaba haciendo la primera vez que escuché ese tema?”. O incluso
esbozar un: “Chau, ¿dónde estoy?”. Y es que haberlo visto tantas veces en Xmtv
o en el mismísimo “La Movida” cuando Yoryi Puick era hombre todavía, y haber
llegado tanto tiempo después para tenerlo ahí, tan pixelado en esa feroz pantalla,
te sacaba muy-muy de contexto mental (a mí por lo menos sí).
Por suerte, no calentaba donde mierda estábamos. Todo lo que importaba
era saber qué nuevos trucos tenían para nosotros los chinos, aparte de la
democracia. El respaldo audiovisualenho, estuvo a la altura de lo ¿esperado?,
ya que parecía un home theather gigante pelando secuencias gráficas animadas salidas
de un Winamp 5.621 cualquiera (lo que terminó tranquilizándole a mi psiquis).
En eso, cuando todavía no defino bien en qué montículo de arena me voy a
parar, a mi costado un ejército de casacas negras y raros peinados viejos
avanzaba con furia asesina para llegar hasta ese centímetro de espacio que
define qué tantos amigos vip tenés como para que alguno de los músicos te
acierte un escupitajo, o no. Y allí estaba el balín de goma para reprimir
intento alguno de subversión suburbana.
Mientras, en el ombligo del mundo, los clásicos no descansaban un ápice.
Tampoco era un hit tras otro, pero si el show fue prolijito tiene mucho que ver
con el nivel unánime de voltaje que descargaron las guitarras siempre. Pero aparte,
mientras un gordo a mi lado gritaba: “DALE PUES ACSEL!!!!! SUBILE YA A UNA PUTA
Y TENGAN SEXO EN VIVO!!!!!” (siiiick), ¿quién carajo puede creerse uno para
discutirle algo a un man que no solamente construyó un viaducto copado entre la
significativa e importante basura que representa el metal más radical y lo tragasable
de tocar puras baladas?. ¿Alguien que tire la primera piedra?. ¿Nadie?. Ok.
La cosa se iba poniendo densa. Ya que si no tenías un buen registro, te
perdías entre la multitud estando quieto hasta que algún tema conocido te
aterrice el vuelo. O era eso, o dejarse llevar por las especialidades del chef
Dj Ashba, que si bien cocina con las recetas del tío Slash, le hace quedar como
un maraca por haberse bajado del micro antes de llegar a la parada IsCity.
Entonces el cielo se ponía más radiante, casi que podía tocárselo con la punta
de una unha encarnada y dibujar en él Godzillas saqueando estaciones de
servicio o lo que quisiéramos. Las posibilidades se revelaban infinitas.
De repente, un ganso te hacía darte cuenta que todavía estabas en el
planeta Tierra hablando pavadas sobre tópicos tan tripolares a los
acontecimientos que se sucedían como por ejemplo: los WachituRRRRRoh (en serio
pasó eso). O agitando sus tetas de rugbista pasado de postres muy cerca de tu
entrecejo al grito de “Vaaaaaaaaaaaaaamooooooooooooooooooo”. Tenía dos
opciones, invocar con todas mis fuerzas a un patatús que me fulmine de un rayo
letal o bancar y descubrir por qué Jesús, por qué? ese viejito que en la vida
real es un delincuente serial con cada una de las letras tiene inmunidad política
para irse de trolas con el mismísimo Benedicto también si quiere.
Y es que sus himnos, ya sonaban en la placenta tanto de cada individuo
que pagó la entrada y formó fila como de los que vivían a la vuelta y
simplemente treparon la muralla para ver por lo menos un segundo al ídolo de
las multitudes globales (?). Por él podríamos morir y nadie sabría por qué. Si
había que romper todo por estar ahí, que el universo cague fruta. Porque podrán
bombardearlo con toneladas de estiércol, podrán pedirle que toque una que
sepamos y que se deje de joder con su ondita que escribió hace poco, o podrán
decirle que se apure que hay que volver a casa, pero lo que jamás van a poder
hacer es sacarle un flash del mérito de calzarse todas las manhanas las botas
de AXL FAQUIN´ ROSE.
5 MOMENTOS ÉPICOS SIN NINGÚN ORDEN APARENTE:
1- El recuerdo de Terminator 2 en #You could be mine.
2- Las ganas de ver un capítulo de #La Pantera Rosa ahí mismo.
3- El final de #November rain.
4- La intro de #Another brick in the wall.
5- El #cocacolero que vendía #vino en cartón (!!!).
#foto: @yoli_tolengo
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