Todo se altera. El coliseo
palpita la presión y el termostato pide cambio de arco. Los que van a morir en
el pogo saludan al césar de turno. Y cuando se abren los portones corren como
animales en dirección al escenario. Nadie sospecha de la fiera que los espera en
silencio para devorárselos, en un arrebato incontenible de furia. Sus fauces se
retorcerán dejando escurrir el sudor mientras a gritos el delirio será total y absoluto.
Y ahí estará. Ningún asteroide podrá detenerlo en el pináculo de las miradas atónitas.
Con su trajecito beatlesco y su recortecito de cimefor. Ejecutando con saña instrumentos
de alambres de púa. Y plantando en la cabeza cubierta de escamas un rugido
fragoso, que lleva el alma de mil guerreros del regimiento de William Wallace. ¡No
pueden tocar tan bien hijosdeputa!.
Nos vemos en Rakiura……
TAKE
ME
OUT!
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