miércoles, 9 de marzo de 2011

POT FESTIVAL: EL HURACÁN SHAKIRA ARRASÓ ESO QUE LLAMABAN PARAGUAY.

Así nomás, la artista colombiana trajo lo más cerca de “The Wall” que va a estar nuestro país en esta y muchas otras vidas. Y eso que la idea de ir a sacar entradas para acceder al ¿VIP PARADO?, me dio resaca incluso antes de tomar, tampoco hay que ser el prototipo genéticamente mejorado de Estiv Yobs para adivinar lo que iba a pasar. Por todo esto, hoy nos animamos a dar un pronóstico, si bien arriesgado, de algo absolutamente muy probable de lo que fue la noche de anoche, en la que en realidad me quedé viendo algún documental sobre playas nudistas o algo por estilo. Y de paso, hacer nuevamente, como tantas otras veces, un aporte insoslayable a la literatura post-avant-garde-contemporánea (?).

La verdad, ¡muy lindo todo!. Obvio, una vez que me oxidé del sudor por el embotellamiento de 327 cuadras sobre Eusebio Ajazzla, los organizadores me trataron muy bien ofreciéndome un lugar privilegiado a 327 cuadras del Disc-Jockey Club, desde donde conseguí una compu en el Cyber “MEGACHOTO” del pasillo de una villa y seguí el show por hashtags (esa nueva modalidad de una manga de boludos que en lugar de aprovechar el espectáculo en tiempo real, deciden perpetuarlo digitalmente para las generaciones venideras y así decirse a sí mismos y a los demás: “SÍ, MÍRAME, OH PEQUENHO MORTAL, OH SÍ, YOOOOO ESTUVE AHÍ…”, ya se trate de una ópera, la cancha, o la c*ncha de su tía).

Cuando se apagaron las luces, después de que la gente le chiflara a un espectro que recorrió raudamente el escenario de un lado a otro, por estarle metiendo los cuernos al marido de la espectra que se estaba garchando en el backstage, arrancó “ROOM-BEROS”, un show conceptual a lo Invadecuartos de Mtv, pero en este caso, son 5 transformistas que deben construir una habitación en medio del público, utilizando principios básicos de albanhilería dictados en el cuartel, lugar al cual no fueron por ya estar haciendo cositas en la calle a cambio de dinero.

Después de un pancho con harta mostaza, mi conexión mejoró de manera ostensible, al punto que sentí entrar en una sintonía única con el lugar donde se estaba armando la joda. Pero al ver tanta gente conocida ahí, me embarré la cara de condimentos para evitar tener que saludar a todos mis companheros de la salita del pre-escolar Rayito Marrón; al gordo que me reventó la rodilla en 2do. grado y a su novia (que si mal no recuerdo es mi ex); a la ya ancianita profe de Química y a su bisabuelo; al tipo que me obligaba a buscar los diarios de otro planeta durante la pasantía; a Giménez, el parrillero de la cárcel; a Gertrudis Villalba, la primer mucama pornstar de mi cuadra (descubierta por mí, claro……) y tantos otros personajes que ahora mismo, preferiría olvidar. 

Finalmente, al acercarme a las vallas, un grandote me encara: - “Acá no se puede entrar con pancho amigo”. A lo que le respondí: - “Si pero él no es mi amigo, ¿no ves acaso como le decapité?”. – “Ah bueno, asípos sí” (?). Pero su colega uniformado me reiteró con toda sutileza: - “Salí de acá o te recontra-recagamos a patadas. Vos no sos bienvenido. Todo mal con los ciegos”. Y mostrándome una caries, logró espantarme a un lugar bieeeeeeeeeen lejano desde donde alcancé a fichar que Kucho de “LOS DEKADENTES” y el de la pandilla de Don Gato, tienen exactamente la misma buzarda. Por lo que, le dejo el resto de mi embutido envuelto en pan y me alejo del ruido “para ver qué onda”.

Kucho, claramente trastornado por quien sabe qué yogur que le haya caído mal, sale a tocar “Vení Raquel” vestido con plumajes de pavipollo bebé y confundiendo lo que quedaba de mi salchicha con el micrófono. La gente lo abuchea y todos son demandados por Green Pis.

Al subirse ZIGGY, “estuvo todo bien”. Por lo que cuando llegó el turno de la performance estelar, todos teníamos el rostro encandilado por “la buena onda”.

Y allí estuvo: tras meses de espera; horas de desvelo, de cálculos empresariales, de especulaciones de suba y baja del dólar; minutos de zozobra y alevosía. Madres, hijas y esclavos del tiempo, reventaron en un millón de gritos de guerra. Porque el súmmum de la cuestión, se presentaba ante un hipódromo lleno de yeguas y caballos locos inyectados de furia, que deliraron como si el fin del mundo llegara un anho antes.

Sus caderas a contraluz, su forma de moverse y la pulcritud de su vestuario, indicaban que el momento había llegado. Los tambores africanos le hacían el pie ceremonial más ansioso de la historia. ¡Basta de pedirle que haga un trío con Piqué y Antonito y que encima toque el órgano y el organillo!. ¡Basta de rumores sobre si invitaría a los presos de Tacumbú para que le muestren el “Faka-Faka”!. ¡Basta de preguntar cuando saldría del closet “la loba que está en el armario”!. Era la figura que todos habían ido a ver desde cada rincón del cosmos y nadie más: ¡¡¡¡¡CON TODOS USTEEEEEDEEEEEEESSSSSSSSSSS!!!!!: SHAAAAAAAAAAAAAAAAAQUILLE??????????.

4 comentarios:

Tercer mundo dijo...

me mate de la risa con el de la caries jajjaa, y sobre los encandilamientos de la gente, te pasaste Gabriel. gracias ahora puedo aguantar la jornada laboral

cartulino dijo...

que bien canta sus dobles y triples!!!

Unknown dijo...

ESTUVO MUY CHIC!

Unknown dijo...

Yo quería el FAKA FAKA!
(llegué tarde a este post visteh)

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