jueves, 7 de marzo de 2019

CAMINANTE, ¿HACIA DÓNDE NO HAY CAMINO?


Ansiedad. ¿O qué otro sentimiento podés experimentar si te invitan a algo que se llama: “EL CLUB DEL WHISKY”?. Ya de por sí que sea un “CLUB”, te pone el ánimo de viernes 2 escalones arriba de todos los que están expectantes a que su club juegue recién el domingo. Y después está esa otra palabra, que tan dulcemente se deslizó en mis oídos por primera vez, cuando mi papá le hizo el aguante a un fotógrafo en un cumpleañitos infantil para que nos quedemos quietos y pelemos sonrisa: “WHISKYYYYYYY!!!!!”
(Un saludo para mi papá, ya que estamos…)


¡DIGAN WHISKY!

Johnnie Walker es un señor a quien yo respeto desde hace un tiempo. Gracias al “hikikomori”: divino invento de los japoneses (¿cuándo no?), cada Año Nuevo mi mejor plan es el encierro y según “etiquete” a los últimos 365 días que pasaron, voy unas horas antes a ese lugar que está a 1/2 cuadra del Ayfra… Frente a la estación de servicio… No me viene el nombre, pero hay quienes le dicen: “La Juguetería”...


Lo que sí, ahí mirando las botellas rebosadas de este líquido dorado, espeso y cool, evalúo cual emoji pensativo: “Este año estuvo medio Black. Voy a llevar ese…”. O… “Dáme-na un Green. Este año la pasé RE-GREEN…”. O como la última vez que: “Realmente tuve un año ULTRA GOLD, locoh” y con el pecho inflado, me paré frente al mostrador y pedí: “Puede ser pio un Gold Label, socio?. Así nomás sin factura…”


Con semejante nivel de trascendencia en mi Top of Mind, como también les pasará a muchos, supongo que coincidimos en que si Juancito el Caminante te organiza una aventura en alfombra roja voladora, uno nunca es quién como para decirle que no. Y si encima: la onda implica muñirse de 2 amigos y alguien que lo documente. Pues… ¡No se hable más…!.



THE PLATINUM AGE.

Almorcé una torta de manzana nomás. Estuve distraído el resto de la tarde y cuando llegó el horario en el que las chis van al gym, yo ya estaba saboreando mentalmente ese Johnnie nomás ya. Salí eyectado del laburo. Y le mandé un audio a Andrea para que no se cuelgue (Mención de honor para ella: porque una vez en el punto de encuentro, se preparó en 15 minutos, a diferencia de otra gente que tarda eones…).


Habiendo sorteado el obstáculo del TAN HERMOSO tráfico, nos perfumamos para la ocasión y vestimos nuestros mejores ropajes. Bueno: Sergio y Andre estaban muy elegantes, la verdad… En mi caso: Es impresionante cómo un saco negro puede dividir a los que están para la sociedad de los que están para la suciedad (?).


Un BM nos esperó abajo y ahí chocamos los 5 con “José Báez”, el fotosky más flashero del Oeste (también apodado: “Chelo Encina”). El conductor: un robot programado para trasladarnos en estado etílico desde y hasta el depto de Largo (Largo es Sergio, como podrán apreciar…), nos chofereó enhebrando el auto en los asfaltos de AsunZión hasta tocar a las puertas del Puerto. Sin mediar demasiadas palabras, nos esperó un rato y le hizo al aper con un: “Debo irme, mi planeta me necesita!!!”.


Al bajarnos, no sabíamos muy bien dónde estábamos. Por la ambientación de barriles, personajes de la década de los 20 y promotoras con sus trajecitos de Johnnie Walker, parecía que se trataba efectivamente de un evento de Johnnie Walker. Pero encontrarle a Poli Achával laburando en bermudas lo que nos desconcertó un poco… (!).


Karen Díaz Benza, fue la oficial al mando designada para ambientar musicalmente esa nave nodriza, que se estacionó a metros de la Costanera. Para más tarde cederle su lugar en el trono, a la que desde temprano probaba sonido: nada más y nada menos que la Comandante Calu Rivero. ¡Yieeeyyy!. La misma que se desviste y calza en el video de Poncho, ese de: “Maté un esquimal… maté un esquimal…”.


Y, ¿DÓNDE ESTÁ EL JOHNNIE?.

Una grúa, que en otras épocas se usó para hacerle “piecito” a los adelantados cargamentos de Walkers, que desfilaron hasta los bares más concciettos del Centro, se disfrazó de escenario para ubicar la “cabina al aire libre”, desde donde Calu dispararía su set, cuando ya todos nos encontrásemos en el estado KEEP WALKING de la materia.


Por debajo, la atravesaba una barra. De su brazo de acero, colgaba una W disco (llena de espejitos). Y por detrás, como una pinturita dark, el paisaje de la Bahía se recortaba con luces que apuntaban al cielo, clamando por varios Batmans que rescaten a nuestra ciudad gótica.


A FALTA DE BATMANS: ¡¡¡BARMANS…!!!

Tras una larga mesa de roble, aproximadamente 10 bartenders miraban con la energía de unos velocirraptors a la manada de invitados sedientos que iban cayendo al baile (complacer los paladares de tan selecta concurrencia, no ha de ser moco de pavo). Los mozos comenzaban a acelerar la marcha, mirándose a los ojos y entendiéndose de memoria… Y en eso…


¿USTEDES SON DE PRENSA?
AHÍ YA VA A EMPEZAR…

“Gracias!”, le contestamos a una señorita muy bien producida. Y “José Báez” y yo, la seguimos hasta un sillón copado, frente al cual un Lord muy sabio de la marca (Carlos Baucher), se refería a la versión Platinum de 18 años como una bebida tan alucinante, que en cualquier momento le baja de un plumazo a “la última Coca del desierto”, de ese pedestal en el que la pusimos inconsciente y colectivamente.



“EL LUJO ES EXPERIENCIA” dijo… y me conquistó. Entre otras finas palabras, extraídas de un perfecto castellano, el man fue contando sobre la vida de visionarios en constante movimiento, haciéndote whisky la boca. Acto seguido: lo acompañamos hasta donde estaban Álvaro (Palito) Pereira y Kennedy (Arantes do) Nascimento, maestros Jedi de tragos y recientes ganadores del World Class de Uruguay y Brasil, respectivamente, quienes nos sirvieron en las rocas y con sus propias fórmulas, el tan preciado néctar por el que estábamos todos ahí.


Al leve contacto con mi lengua y el correspondiente: “¡TÍN!”, que ocurre en tu cerebro cuando dos ideas se juntan, entendí por qué la locación elegida fue la zona portuaria… La noche se iba a poner zarpada. Volví hasta donde estaban los perros y…

De pronto, ¡¡¡FLASH!!!: Poli Achával, correctamente bati-trajeado y emperifollado, aparece y se sienta con nosotros.


¿DESPUÉS, TODO BIEN?.

  - Hace cuánto que se hace esta farra, Poli?.
Y hace unos 6, 7 años…
Y siempre hay esta cantidad de gente
  - Sí, no es para todos… Ponele que 100 personas más…
- O sea, hay que ser re-celebrity para que te inviten…
- O escribir macanadas en el Facebook como vos…
¡JAJAAJAJAJAJAJAJAJA!


Risas van, risas vienen. Entre canapés y hablar del vare´a que te generaba ver un capítulo entero del Chavo, de una bandeja de plata provino el HIT DE LA PRIMAVERA:

“OSOBUCO, COMIENDO OSOBUCO…
YO ESTABA AHÍ SENTADO COMIENDO OSOBUCO!!!”.


Osobuco: Del italiano: “hueso con hueco”. Se trata de un guiso preparado con jarrete de ternera, corte transversal del corvejón de la res, en rodajas de gran grosor (al menos de 3 cm) y sin deshuesar. A menudo, se sirve acompañado de risotto (Bien ahí, Whiskypedia!!!).


“José Báez”, que es un experto robándole el alma con su cámara a las comidas más sexys que se publican en ciertas revistas, actuó de “intérprete” de lo que consumíamos, explicándonos cosas sobre el maridaje. Mientras Largo, Andrea y yo hacíamos chistes del nivel de: “No hay más osobuco para mi hermanito?”. O: - “Pegaría crear una tribu de osobuqueños. Tipo que defiendan a muerte el osobuco”.
- “Dale! Y que sean todos de Luque!!! (?)”.

COME DE MÍ… COME DE MI CARNE…


Después de 127 osobucos e incontables “on the rocks”, el show del medio estuvo a cargo de la Coni Rave Band, un espectáculo ideal para quedarte colgado mirando la hipnotizante contextura de una espaldita meciéndose en slowmotion, dentro de su vestido abierto.


El funk soul brother Nico Vera, es un león que se devora al público cantando desde lo profundo. El cráneo del grupo, su papá Óscar Vera, es un rockstar humilde que se reinventó a sí mismo, siempre batallando desde atrás de las teclas y rodeándose de altos sesionistas de jazz, como el guitar hero: José Villamayor. Y el “saxo hero”: Pepino Rodríguez; el batero: Víctor Morel y el bajista: Ariel Burgos, quienes se ensamblaron de forma magnética, como el whisky y el osobuco.


La joda poniéndose intensa. “José Báez” quitándonos fotos “con el rollo”. Calu pasando un tema de Drake. Yo probando la resistencia de la cuerda que sostenía la W. Y Raúl Vega, ¡¡¡A 100 METROS DEL RÍO!!!, fueron algunas polaroids más de una fiesta que se hace una sola vez al año, porque te dan como para que tomes por un año. Fuegos artificiales. Pum. Pum. Pum. Y al tiempo que “Chelo Encina” coordinaba con alguien para continuar en Sequence, yo me fui a ver “Friends” con my friends, coronando así una salida apoteósica.


JW: Muy rico tu pesebre!